jueves, 10 de diciembre de 2015

Nevaditos y Morenitos...fun fun fun!!


Una de las tradiciones más arraigadas en mi casa, aparte de la de planchar los domingos, es poner el árbol de Navidad en el puente de Diciembre. Y aunque la de la plancha me la salto 3 veces al mes, la del árbol de navidad es sagrada. Y es que tengo que reconocer que yo soy muy de árbol. Cuando me independicé, hace ya tropecientos años, la primera navidad tenía claro que en mi desierto piso podrían faltar muchas cosas, pero no un buen árbol de navidad, bien tupido y lleno de bolas.  No sé si a vosotras os habrá pasado, pero el "adornamiento" del susodicho arbolito atraviesa etapas hasta que encuentras la proporción perfecta entre bolas y espumillones. Como en nuestra forma de vestir, verdad?...quién no ha tenido su etapa "de negro a todas partes"...o.."etapa leopardo"..."etapa chándal"...o; la mejor de todas..."etapa me la suda repanpinfla la ropa y me pongo lo primero que pillo".  Así, junto con mi arbolito, atravesé las etapas "solo bolas"...luego..."bolas más espumillón"..."cualquier cosa menos bolas"...seguida de ..."flores de pascua y luces blancas". Ahora  mismo llevo un par de años colgando cualquier cosa del árbol, y si brilla, mejor. Que me encuentro un cortauñas barriendo...al árbol. Que aparecen las llaves del coche debajo del sofá..al árbol. Las zapatillas de andar por casa, que parecen abandonadas en el medio del pasillo...pues al árbol también.
Así, cualquiera que eche de menos su cartera, la bufanda o el móvil, ya sabe donde tiene que buscar. 
     Aunque parece que todo vale, después de la receta, repasaremos los 10 errores más comunes a la hora de montar el árbol de navidad, así que seguid leyendo..!



 La tarde que se pone el árbol en mi casa, hay 2 cosas que no pueden faltar. La primera, una cinta de villancicos de Manolo Escobar. Sí, habéis oído bien, una CINTA de casette. Adquirida para la ocasión en algún mercadillo, se pasa todo el año rodando por un cajón, esperando su gran día. El segundo imprescindible de esa tarde son los nevaditos. Yo los hago con la receta de mantecados de mi pueblo y salen de escándalo. Así que mientras desenredo la guirnalda de luces, con los peces en el rio de Manolo Escobar de fondo y un mantecado en la boca (y otro en la mano. Bueno, y otro en el bolsillo, vale...), paso la tarde tan ricamente. Si os gustan los nevaditos comprados, estos os van a llevar al séptimo cielo. Son sencillísimos de hacer, sin disgustos posibles. Además la receta es tan simple que no hay ni que apuntarla. Probadla y me daréis la razón. 



Vamos con la receta:

NEVADITOS Y MORENITOS.

Ingredientes:
-500 grs de manteca de cerdo.
-100 grs de azúcar normal.
-1 kilo de harina normal.
-vino blanco, 125 mls. 
-un poco de canela en polvo (1/2 cdta. más o menos)

     La elaboración no puede ser más sencilla. Ponemos todos los ingredientes en un barreño grandecito y amasamos con las manos. Para ello, es mejor que la manteca no esté muy fría, porque será más difícil y acabaremos con el brazo hecho papilla. Imagino que podrá hacerse perfectamente en la amasadora, pero yo siempre los hago a mano...me gusta. Si la masa os queda muy seca y no termina de hacerse una bola uniforme, añadid un chorrín más de vino, pero muy poco a poco. Cuando tengamos una bola uniforme, siempre la dejo reposar un rato tapada con un paño. No sé si es un paso obligatorio o si vale de algo, pero aprendí a hacerlo así y así sigo. Tras un rato, estiramos la bola de masa con un rodillo (si os parece una bola muy grande divididla en 2 ó 3 bolas más pequeñas). La masa tiene que tener aproximadamente 1 dedo de grosor. Cortamos los nevaditos con un cortapastas redondo, o como cada uno quiera (en mi pueblo siempre se han hecho con forma de corazón), y a la bandeja del horno. A 180 grados el tiempo de horneado depende del tamaño que les demos. Yo los hice bastante pequeños y a los 25 minutos saqué uno y lo partí para ver si estaba hecho. En el centro estaba un pelín crudo, así que los dejé 5 minutos más. De todas formas, como cada horno es un mundo, id vigilándolos. Cuando parezcan hechos, sacad uno y comprobad cómo están por dentro, y así afináis bien el tiempo. 
Acabado final:
-para los nevaditos: una vez horneados, ponemos bastante azúcar glas en un táper o similar y los vamos metiendo, 2 ó 3 cada vez, reobozándolos como si fueran croquetas. Se les quedará pegada una capita de azúcar glas.
-para los morenitos: derretimos nuestro chocolate preferido (negro o con leche), con cuidado de no quemarlo. Antes de echarles el chocolate por encima, hay que poner los nevaditos en una rejilla con un plato debajo, para ir recogiendo el chocolate que vayan chorreando. Dejamos solidificar el chocolate y andando. Yo le he añadido un poco de manteca de cacao al chocolate, para que la cobertura fuera más fina. 

Ya está. Así de sencillo. Y están de vicio. Además se conservan divinamente durante un montón de tiempo, pero claro está que en casa siempre duran muy poco. 








Y como lo prometido es deuda, ahí va el decálogo de errores a evitar respecto al árbol de navidad. ¿has cometido alguno....? Venga, confiesa....!

Errores más comunes a la hora de montar el árbol:
1- Que no sea un árbol
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Este requisito, que parece una obviedad, es imprescindible. No hay nada más cutre que querer hacer pasar un ramajo de un pino del parque por un árbol de navidad. 

Error número 2: que sea invisible.
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Si vas a poner arbolito, asegúrate de que mida lo suficiente para no perderse debajo del sofá.

Error número 3: que sea plano/esté pintado en la pared.
De todos es sabido que un árbol de navidad que no molesta al pasar cerca o que no se come medio salón, ni es árbol ni es nada. 

Error número 4: que sea comestible.
Hacer un arbolito de bombones, chocolate o cualquier otro manjar y pretender que llegue a nochebuena es una muestra más de optimismo navideño...pero no da resultado. Ya puedes avisar de que los bombones están rellenos de cianuro...al día siguiente no quedará ni uno.

Error número 5: Colgar tangas en el árbol.
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Sí. Ya sabemos que los tienes de todos los colores, que son monísimos y además de los caros....pero los tangas déjalos en el grifo de la ducha como mucho.

Error número 6: confundir la verticalidad con horizontalidad.
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Es una costumbre tan ancestral como absurda, lo sé. Pero el árbol de pie, por favor. 

Error número 7: Que salga del techo en vez del suelo.
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En fin...sin comentarios. 

Error número 8: llevarlo puesto.
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Estos estilismos harían vomitar a la mismísima Ágatha Ruiz de la Prada. No te pases.

Error número 9: Que esté vivo.
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Y no me refiero sólo a que no hay que comprar esos pobres abetitos naturales que terminan en la basura el día después de reyes, no. Abstente de ponerle luces y bolas a tu mascota. Sobre todo si tu perro tiene que ayudarte a cruzar la calle. Yo no lo haría. 

Error número 10: pasarse de moderna.
Por muchas revistas de decoración que tengamos en casa y por muchas manos de pintura que le demos a una rama de un árbol, eso no será nunca un árbol de navidad. Déjate de minimalismos y  cómprate un árbol en condiciones...o papá Noel no te dejará nada debajo de esa chufa. 

martes, 1 de diciembre de 2015

BOLITAS DE COCO...ya huele a Navidad...!



     Como os habréis dado cuenta, la Navidad está en el aire. Y con el mes de diciembre, empiezan a aparecer, como de la nada, las cestas de navidad. En estos días es raro coger el tren, metro o autobús de vuelta a casa después del trabajo sin encontrarse con alguien que lleva, unas veces con orgullo, y otras con vergüenza, su cesta de navidad. Cesta gracias a la cual podemos poner en nuestra mesa manjares tan codiciados como...las aceitunas rellenas, los roscos de vino, los pimientos del piquillo o el turrón de coco. Por cierto que ya hablaremos del turrón de coco... ese amasijo que nadie compra pero que está en todas las bandejas turroniles de España.
 


  Volviendo a las cestas,  en mi anterior trabajo yo era la encargada de comprarlas para toda la plantilla, y me pasaba unos cuantos días hojeando catálogos de diferentes proveedores para ver dónde la encargaba. El año que entré, que fue por el mes de diciembre, tuve la ocasión de ver alguna cesta que no se había llevado todavía algún compañero a casa, y no me extraña que nadie tuviera prisa por llevársela: era una malla (como las bolsas de mandarinas), con una plancha de salmón ahumado, una botella de sidra y creo que una tableta de turrón. Qué cutrez por dios. Al año siguiente, por supuesto, me lancé con ilusión a la emocionante misión de encontrar una cesta de navidad que contentara a todos. Por supuesto, lo primero que hice fue pasarme el presupuesto por el arco del triunfo, convenciendo a mis jefes de que sería un aliciente para todos ver que la empresa reconocía el esfuerzo colectivo. Ay qué risa...lo que es capaz de decir una con tal de gastarse el dinero de otros.  El segundo año, se puso de moda en la ofi el darme sugerencias en cuanto al contenido de la cesta en cuanto se acababa el verano. Así, podía yo estar trabajando tan tranquila que me llegaban faxes de este tipo:
"Ballantines, gracias".
"menos sidra y más Chivas"
"paté nunca mais" ...
"polvorones NO"...
"en mi casa somos más de Beefeater"....
"Negrita, Barceló y Malibú, gracias. Cointreau tenemos".


    De todo esto saqué varias conclusiones:
1-que eramos todos una panda de borrachos.
2-que mucho hablar de jamón y lomo, pero somos capaces de vender a nuestra abuela por una botella de pacharán.
3-que nadie pidió turrón de coco.
Ese año, para darles a todos un poco en las narices, en la cesta no hubo una, sino 2 pedazo de latas de pimientos del piquillo, por bocachanclas. Y un montón de botellas. Faltaría mas.

Los puntitos negros son las semillas de la vainilla....mmmmmm.

     El año pasado, cotilleando en una tienda de decoración (Pórtico, creo que se llamaba), descubrí que vendían también algunos dulces, además muy baratitos. Compré un par de cajitas de trufas; nada del otro mundo, y una cajita de bolitas de coco. Ay madre. Si las trufas no me hicieron ni fu ni fa, las bolitas de coco me volvieron loca. Estaban bueníiiiisimas, y por supuesto ninguna bolita llegó a ver la luz del día siguiente.  Desde entonces he buscado recetas que se le parezcan, con desigual resultado....hasta hoy.  La receta es tan igualita a las bolitas de coco de aquella tienda que todavía no me lo creo. La diferencia con todas las demás recetas que he probado hasta ahora creo que es que esta lleva leche en polvo, y os puedo asegurar que volveré a plantearme algunas recetas para incorporar un poco de leche en polvo. Da un sabor súper bueno. Además estas bolitas las he congelado para probar...y congelan fenomenal. Están igual que recién hechas, así que podéis hacerlas tranquilamente mientras veis vuestro programa cultural favorito y congelarlas hasta Nochebuena, por ejemplo.

Pues venga, vamos con la receta:
Ingredientes:
-200 grs de leche en polvo (yo, desnatada, marca Hacendado)
-200 grs de azúcar.
-100 mls de agua.
-125 grs de mantequilla.
-200 grs de coco rayado.
-2 cucharadas de pasta de vainilla o aroma.

El procedimiento es muy sencillito: Ponemos al fuego un cazo con el agua, el azúcar y la mantequilla. Cuando empiece a hervir, bajamos el fuego y mantenemos un hervor suave durante 5 minutos. Apartamos y dejamos enfriar ligeramente. Añadimos entonces la vainilla, la leche en polvo y la mitad del coco rayado. Integramos bien todo y dejamos enfriar completamente en el frigo. Hacemos bolitas cuando la masa esté bien fría (mejor si la metemos 10 minutos en el congelador), y rebozamos estas bolitas en el resto del coco rayado.

Notas/consejos:
 -Veréis que la masa no se pega nada, es estupenda. Si por lo que sea el coco no se pega bien, podéis humedeceros las manos (con agua o con ron de coco, por ejemplo...) para hacer las bolas y que así se le pegue bien el coco por todas partes, pero yo no he tenido este problema.
-Es muy importante que la masa esté fría, porque si no, las bolas perderán su forma redonda y se pondrán planas por la base.
-la vainilla es súper importante, no escatiméis.
-Con estas cantidades salen unas 40-50 bolas, así que si sois pocos, podéis hacer la mitad de cantidad, aunque ya os digo que os van a encantar, y con lo bien que congelan, vais a hacerlas en cantidades industriales, ya lo veréis.
 
Hasta la próxima!!


viernes, 20 de noviembre de 2015

Trufas de chocolate (hoy la cosa va de plagios)

   


  Pues sí, plagiando que es gerundio. Y es que, cuando algo te gusta, por qué no copiarlo? Claro que sí. O si no, que levante la mano quien no haya copiado alguna vez. Y con copiar no me refiero sólo a retorcer el cuello a lo "niña del exorcista" para pillar alguna respuesta de examen en el compañero de al lado, ni en pedir en la peluquería las mechas de Jennifer Aniston, no. El arte del copieteo es tan antiguo como el propio mundo, y abarca todos y cada uno de los aspectos de la vida. Que vamos a Pisa de vacaciones...vamos a hacernos la típica foto sujetando la torre inclinada....que Angelina sale luciendo pierna en los Óscar, pues todas a enseñar pierna....que la Pataky posa de espaldas presumiendo de trasero, pues venga todas a hacer una "pataky"...si es que lo llevamos en los genes.

 Yo misma, me veo hoy, copiando una receta del archiconocido blog Larecetadelafelicidad, faro que alumbra nuestras almas blogueriles cuando la inspiración se va de pingo (casualmente, a mi la inspiración se me va siempre junto con las ganas de planchar, no sé si a vosotras os pasa...).  El caso es que esta muchacha ha sacado a la venta su último libro, "chocolate". Y desde aquí le mando un mensaje..."Sandra, por favor, deja de sacar libros....resultan un vicio difícil de superar y algunas tenemos hijos a los que alimentar..."
     Bueno, a lo que íbamos...La verdad es que trufas he hecho muchas veces, y creo que es el primer postre que hice yo solita. Ya os contaré el día que llevé unas trufas al concurso de postres que se organizaba en mi barrio cuando eran las fiestas y del berrinche que me llevé cuando no gané...y encima volví a casa sin una trufa, claro. En ese momento me juré a mi misma que nunca más perdería un concurso de trufas. 
     Estas  son muy sencillas, muy resultonas y están súper buenas.
Vamos allá:



Trufas de chocolate de Larecetadelafelicidad
Ingredientes:
250 grs de chocolate negro (mínimo 55% de cacao)
200 ml de nata para montar (mínimo 33% M.G.)
50 grs de mantequilla
una pizca de sal

La elaboración, como podéis imaginar, es muy sencillita: calentamos en un cazo la nata con la pizca de sal, hasta que rompa un hervor suave. Entonces vertemos la nata sobre el chocolate, que tendremos troceado en un cuenco. Antes de remover dejamos reposar un par de minutos, para que el calor de la nata ablande el chocolate. Removemos y añadimos la mantequilla, y volvemos a remover para obtener una mezcla homogénea. La masa tiene que enfriarse (mejor a temperatura ambiente al principio y luego en el frigo) para poder hacer las bolas. Con una cuchara vamos tomando porciones y le damos forma de bolita con las manos. Aviso que se pegan bastante, así que ayudaros del cacao en polvo para facilitaros el trabajo. 



     Yo, en el colmo del copieteo, me he hecho llegar de la mismísima China un sello metálico igualito que el de Sandeea para grabar mis trufas. Si a vosotras se os pasa semejante antojo por la cabeza tened en cuenta que tanto sello como trufas hay que meterlas un par de horas en el congelador antes del "sellado", o en vez de una trufa tendréis una moneda de chocolate.

No os perdáis mis uñas, a medio pintar/a medio morder especialmente para la ocasión.
     Si sois de las que no se os da bien la cocina, hacedlas, son muy facilitas. Y si sois rubias, también que no se diga.