martes, 1 de diciembre de 2015

BOLITAS DE COCO...ya huele a Navidad...!



     Como os habréis dado cuenta, la Navidad está en el aire. Y con el mes de diciembre, empiezan a aparecer, como de la nada, las cestas de navidad. En estos días es raro coger el tren, metro o autobús de vuelta a casa después del trabajo sin encontrarse con alguien que lleva, unas veces con orgullo, y otras con vergüenza, su cesta de navidad. Cesta gracias a la cual podemos poner en nuestra mesa manjares tan codiciados como...las aceitunas rellenas, los roscos de vino, los pimientos del piquillo o el turrón de coco. Por cierto que ya hablaremos del turrón de coco... ese amasijo que nadie compra pero que está en todas las bandejas turroniles de España.
 


  Volviendo a las cestas,  en mi anterior trabajo yo era la encargada de comprarlas para toda la plantilla, y me pasaba unos cuantos días hojeando catálogos de diferentes proveedores para ver dónde la encargaba. El año que entré, que fue por el mes de diciembre, tuve la ocasión de ver alguna cesta que no se había llevado todavía algún compañero a casa, y no me extraña que nadie tuviera prisa por llevársela: era una malla (como las bolsas de mandarinas), con una plancha de salmón ahumado, una botella de sidra y creo que una tableta de turrón. Qué cutrez por dios. Al año siguiente, por supuesto, me lancé con ilusión a la emocionante misión de encontrar una cesta de navidad que contentara a todos. Por supuesto, lo primero que hice fue pasarme el presupuesto por el arco del triunfo, convenciendo a mis jefes de que sería un aliciente para todos ver que la empresa reconocía el esfuerzo colectivo. Ay qué risa...lo que es capaz de decir una con tal de gastarse el dinero de otros.  El segundo año, se puso de moda en la ofi el darme sugerencias en cuanto al contenido de la cesta en cuanto se acababa el verano. Así, podía yo estar trabajando tan tranquila que me llegaban faxes de este tipo:
"Ballantines, gracias".
"menos sidra y más Chivas"
"paté nunca mais" ...
"polvorones NO"...
"en mi casa somos más de Beefeater"....
"Negrita, Barceló y Malibú, gracias. Cointreau tenemos".


    De todo esto saqué varias conclusiones:
1-que eramos todos una panda de borrachos.
2-que mucho hablar de jamón y lomo, pero somos capaces de vender a nuestra abuela por una botella de pacharán.
3-que nadie pidió turrón de coco.
Ese año, para darles a todos un poco en las narices, en la cesta no hubo una, sino 2 pedazo de latas de pimientos del piquillo, por bocachanclas. Y un montón de botellas. Faltaría mas.

Los puntitos negros son las semillas de la vainilla....mmmmmm.

     El año pasado, cotilleando en una tienda de decoración (Pórtico, creo que se llamaba), descubrí que vendían también algunos dulces, además muy baratitos. Compré un par de cajitas de trufas; nada del otro mundo, y una cajita de bolitas de coco. Ay madre. Si las trufas no me hicieron ni fu ni fa, las bolitas de coco me volvieron loca. Estaban bueníiiiisimas, y por supuesto ninguna bolita llegó a ver la luz del día siguiente.  Desde entonces he buscado recetas que se le parezcan, con desigual resultado....hasta hoy.  La receta es tan igualita a las bolitas de coco de aquella tienda que todavía no me lo creo. La diferencia con todas las demás recetas que he probado hasta ahora creo que es que esta lleva leche en polvo, y os puedo asegurar que volveré a plantearme algunas recetas para incorporar un poco de leche en polvo. Da un sabor súper bueno. Además estas bolitas las he congelado para probar...y congelan fenomenal. Están igual que recién hechas, así que podéis hacerlas tranquilamente mientras veis vuestro programa cultural favorito y congelarlas hasta Nochebuena, por ejemplo.

Pues venga, vamos con la receta:
Ingredientes:
-200 grs de leche en polvo (yo, desnatada, marca Hacendado)
-200 grs de azúcar.
-100 mls de agua.
-125 grs de mantequilla.
-200 grs de coco rayado.
-2 cucharadas de pasta de vainilla o aroma.

El procedimiento es muy sencillito: Ponemos al fuego un cazo con el agua, el azúcar y la mantequilla. Cuando empiece a hervir, bajamos el fuego y mantenemos un hervor suave durante 5 minutos. Apartamos y dejamos enfriar ligeramente. Añadimos entonces la vainilla, la leche en polvo y la mitad del coco rayado. Integramos bien todo y dejamos enfriar completamente en el frigo. Hacemos bolitas cuando la masa esté bien fría (mejor si la metemos 10 minutos en el congelador), y rebozamos estas bolitas en el resto del coco rayado.

Notas/consejos:
 -Veréis que la masa no se pega nada, es estupenda. Si por lo que sea el coco no se pega bien, podéis humedeceros las manos (con agua o con ron de coco, por ejemplo...) para hacer las bolas y que así se le pegue bien el coco por todas partes, pero yo no he tenido este problema.
-Es muy importante que la masa esté fría, porque si no, las bolas perderán su forma redonda y se pondrán planas por la base.
-la vainilla es súper importante, no escatiméis.
-Con estas cantidades salen unas 40-50 bolas, así que si sois pocos, podéis hacer la mitad de cantidad, aunque ya os digo que os van a encantar, y con lo bien que congelan, vais a hacerlas en cantidades industriales, ya lo veréis.
 
Hasta la próxima!!


3 comentarios:

  1. Q ricas! me apunto las bolitas de coco y las trufas para cd tenga un rato. Bsss

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  2. Q ricas! me apunto las bolitas de coco y las trufas para cd tenga un rato. Bsss

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  3. Que pinta tan rica tienen !!!creó que es un excelente acompañamiento en las bandejas navideñas!

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